08 may 2012 Madre de la Salvación: Dios el Altísimo puede cambiar el destino del mundo

20.05.2015 23:43

Martes, 8 de mayo del 2012, a las 12:30 hrs.


Mi niña, esta misión está convirtiendo a millones de almas que de otra manera estarían perdidas.

No debes nunca sentir que los obstáculos que se ponen ante ti pueden detener la difusión del Espíritu Santo.

Mi Hijo está muy complacido con todos los que siguen la Palabra que Él imparte al mundo en estos tiempos.

La devoción que demostráis con vuestras oraciones, hijos, está salvando muchísimas almas perdidas. No olvidéis nunca el poder de la oración. Cuánta maldad se ha visto frustrada por vuestras oraciones.

La obra del Grupo por un solo Mundo ya está siendo obstaculizada y sus planes están llenos de confusión.

La Misericordia de Dios es tan grande que la oración puede mitigar cualquier mal en el mundo.

La luz del Espíritu Santo está aumentando de poder para que más y más almas vean la verdad del Señor a medida que ésta vuelve a encenderse por todas partes.

Hijos, debéis continuar hablando con Mi Padre y aumentando vuestra devoción por Él.

Acudiendo al Padre, Dios el Altísimo, en nombre de su precioso Hijo, Él oirá vuestras oraciones y las responderá.

Deberíais acudir al Padre más a menudo porque será Él, Dios el Altísimo, quien podrá cambiar el destino del mundo.

Solamente a través de Mi Hijo Jesucristo podréis acercaros al Padre, así es que esto es lo que debéis decir  Oración de la Cruzada (52) Oración al Padre

“Mi amadísimo Padre,

en nombre de Tu Precioso Hijo y en Memoria de Su Pasión en la Cruz, acudo a Ti.

Tú, Dios Altísimo, Creador del Mundo y de todo lo que es,

sostén nuestra salvación en Tus Santas Manos.

Abraza a todos Tus hijos,

incluyendo aquellos que no Te conocen y a los que sí, pero que apartan su mirada.

Perdona nuestros pecados y sálvanos de la persecución de Satanás y su ejército.

Tómanos en Tus Brazos y llénanos con la esperanza que necesitamos para ver el camino de la Verdad.
Amén”

Id en paz.
Vuestra amada Madre
Madre de la Salvación