26 oct 2012 Aquellos que humillan Mi Palabra, dada a ti hija Mía, me cortan/hieren hasta los huesos en un dolor agonizante
Viernes 26 de octubre de 2012 a las 18:00 hrs.
Mi muy querida bienamada hija, Mi Reino en la tierra está por convertirse en una realidad.
Por hace tanto tiempo prometido por Mi amado Padre Eterno, el Nuevo Reino, el Nuevo Paraíso es el mayor regalo.
El secreto para entender Mi Nuevo Reino, se encuentra en el misterio de Mi sufrimiento en el Huerto de Getsemaní. Cuando caí postrado ante Mi Padre, llorando con aflicción, fué por la pérdida de las almas en el futuro, que se quemarían en las llamas del Infierno, a pesar de Mi Sacrificio en la Cruz.
Mi humillación en manos de Poncio Pilatos no fue dolorosa para Mí por el desprecio público, sino porque Yo sabía que esas mismas almas estarían perdidas para Mí. Por consiguiente lloré lágrimas de tristeza mientras los miraba engañados por Satanás, una fuerza maligna que ellos no podían ver pero que infestaba cada fibra de su ser.
Cuando tú me ves hija Mía, preocupado, es por una buena razón. Por aquellas almas que vierten desprecio a estos Mensajes también puedo llorar. Ellas no están en completas condiciones (completo estado) de estar en unión Conmigo. A causa de su pecado de orgullo, arrogancia, la falta de conocimiento y la humildad, insultan Mi Palabra.
Ellos entonces tratan de evitar que los corazones de aquellos, que Yo deseo alcanzar, abracen Mi Santa Palabra.
Por ellos también lloro, porque no saben las serias consecuencias de sus acciones mientras traicionan Mi Verdadera Palabra, así como está siendo presentada a cada uno de los hijos de Dios, en este tiempo.
Por tanto, muchas almas que son privadas de Mi Palabra se perderán, por las acciones de aquellos que dicen representarme en el mundo.
Así como sufrí una agonía terrible, cuando enfrenté las burlas de aquellos que permanecían cerca del trono dorado de Poncio Pilatos, así sufro hoy. El dolor que sufro, a través tuyo hija Mía, no es diferente hoy de lo que lo fué entonces.
Aquellos que humillan Mi Palabra, dada a ti hija Mía, me cortan/hieren hasta los huesos en un dolor agonizante.
Ellos han empujado los últimos clavos, atravesando Mi alma sufriente, mientras trato una vez más, de rescatar la raza humana de la destrucción.
Oren para que Mi Padre, a través de Su Misericordia, sea indulgente con esas almas que luchan, de la mano del engañador, para hacer que la Palabra de Dios sea impotente.
Sean precavidos/cautelosos hijos Míos, con aquellos que vehementemente se oponen a Mi Palabra en estos Mensajes. Ustedes deben rezar por sus almas.
Su Jesus