3 Mayo Día de la Santa Cruz // 14 Septiembre, Exaltación de la santa Cruz

14.09.2015 11:28

La Exaltación de la Cruz (14 septiembre)

 

¿Cuál es el origen del Día de la Cruz? Los libros litúrgicos contienen dos fiestas dedicadas a la Cruz: La Santa Cruz, el 3 de mayo, y la Exaltación de la Cruz, el 14 de septiembre.

La Exaltación, que conmemora la dedicación de las Basílicas de Jerusalén, es de origen oriental y no pasó a occidente sino hasta fines del siglo VII, a través del rito romano:

Cosroes, rey de Persia, se llevó de Jerusalén la Cruz de Jesucristo, y Heraclio, emperador de Oriente, le declaró la guerra. Después de tres victorias debidas a la Santísima Virgen, Heraclio volvió a Jerusalén con la verdadera Cruz. Quiso llevarla en triunfo sobre sus hombros, pero una fuerza invisible lo detuvo a las puertas de la ciudad. El patriarca Zacarías le observó que sus suntuosas vestiduras contrastaban con la pobreza y humildad de Jesucristo. El emperador entonces se quitó su púrpura, su corona y su calzado, para vestir hábito de penitente. Así pudo entrar en la ciudad y llevar la Cruz hasta la cumbre del Calvario, el año 629.

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La Santa Cruz (3 de mayo), en cambio, es conmemorada desde antiguo. En España aparece en todos los calendarios y fuentes litúrgicas mozárabes; en América Latina se celebra éste día en varios países por ejemplo en: Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Paraguay, Perú, Venezuela y en Trinidad y Tobago, ésta celebración empieza con el relato del hallazgo por Santa Elena de la auténtica Cruz de Cristo.

La festividad tiene el propósito de venerar la Cruz como máximo símbolo del cristianismo católico.

Este relato figura en los pasionarios del siglo X y puede resumirse así: En el sexto año de su reinado, el emperador Constantino se enfrenta contra los bárbaros a orillas del Danubio. Una noche Constantino tiene una visión: en el cielo se apareció brillante la Cruz de Cristo y encima de ella unas palabras, In hoc signo vincis ("Con esta señal vencerás"). El emperador hizo construir una Cruz y la puso al frente de su ejército, que entonces venció sin dificultad a la multitud enemiga. Constantino se hizo bautizar en la religión cristiana y mandó edificar iglesias. Enseguida envió a su madre, santa Elena, a Jerusalén en busca de la verdadera Cruz de Cristo. Santa Elena consiguió la confesión del lugar donde se encontraba la Cruz. En el monte donde la tradición situaba la muerte de Cristo, encontraron tres cruces ocultas. Santa Elena murió rogando a todos los que creen en Cristo que celebraran la conmemoración del día en que fue encontrada la Cruz en donde Cristo murió, el tres de mayo.

 

La devoción de los mil Jesús (3 de mayo)
Cómo se rezan los mil Jesús:
Esta devoción consiste en invocar el Nombre de Jesús mil veces para derrotar de las casas a las huestes del mal.
El Nombre de Jesús significa Salvador. El poder de intervención y la majestad del Nombre de Jesús es milagroso, porque este Nombre está sobre todo nombre y ante el cual toda rrodilla se dobla, en los cielos, en la tierra y en todo lugar.

 

Podemos rezar los mil Jesús contandolos con un rosario de la siguiente manera:
Nos persignamos. Por la señal de la Santa Cruz...
Rezamos el Acto de Contrición

y el Padrenuestro.

Se pasan todas las cuentas del rosario diciendo Jesús, Jesús, Jesús... (50 veces) y cuando haya terminado de contar un rosario completo se dice un Gloria, un Padrenuestro y la oración final. Cuando se hayan contado los 20 rosarios, se terminan los mil Jesús.

Al empezar cada rosario se dice:
“Santísima Cruz, mi abogada has de ser, en la vida y en la muerte me has de favorecer. Si a la hora de mi muerte el demonio me tentare le diré: conmigo no contarás ni tendrás parte en mi alma porque el día de la Santa Cruz dije mil veces Jesús, Jesús, Jesús...”

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Oración final:
Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos, que, por tu Santa Cruz, redimiste al mundo y amí pecador. Amén.
Jesús, tuyo soy en la vida y en la muerte. Amén.

Oremos
Oh, Dios, que, al recordar hoy el descubrimiento de la verdadera cruz, renovaste los milagros de tu pasión, concédenos que por el valor de aquel sagrado leño de vida alcancemos eficaz socorro y ayuda del cielo para la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

 

Terminar persignándose en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén