017 abr 2014 Mi Nuevo Paraíso será el Mundo sin fin – como fué predicho
Jueves 17 de abril de 2014 a las 21:00 hrs.
Mi muy querida bienamada hija, Mi Resurrección de entre los muertos ocurrió por una razón. No tuvo lugar simplemente para probar Mi Divinidad a aquellos que no aceptaron Quién era Yo. Hasta ese momento, las almas que morían, no podían entrar en el Cielo. Ellas tenían que esperar. Pero, tan pronto como Mi Resurrección tuvo lugar, se les dió nueva Vida en Mi Reino. Mi Resurrección trajo Vida Eterna para las almas, y la muerte, por lo tanto, ya no tendría más dominio sobre la humanidad.
Mi Resurrección será realmente evidente en Mi Segunda Venida, porque entonces todas aquellas almas, que murieron en Mí y por Mí, también serán levantadas de entre los muertos y les será dada la Vida Eterna. Ellos se levantarán en cuerpo y alma, en perfecta unión con la Voluntad de Dios, y vivirán en Mi Nuevo Reino, cuando la vieja Tierra y los Cielos desaparezcan y un Nuevo Mundo surja. Mi Nuevo Paraíso se convertirá en el Mundo sin fin – como fue predicho. Todos aquellos que aman a Dios y que aceptan Mi Mano de Misericordia entrarán en Mi Glorioso Reino. Esa fue la Promesa que Yo hice, cuando Yo dí a cambio Mi Cuerpo terrenal por la muerte, para darles a todos ustedes Vida Eterna. No olviden que lo que Dios promete, Él siempre lo cumplirá. Lo que Dios predijo a todos Sus profetas, se llevará a cabo, porque Él no dice una cosa y quiere decir otra.
Cuando Dios le dijo a Juan que el mundo se dividiría en los últimos días y Su Templo sería destruido, Él no mintió. El reino de aquellos quienes desean destruir la Palabra de Dios, ha comenzado y los tiempos para todas esas profecías, como se predijo por Daniel y Juan, están sobre ustedes. Mi Promesa de venir y separar las cabras de las ovejas está a punto de hacerse realidad. Al hombre le será dado todo tipo de ayuda, a través de la intervención desde el Cielo, y una plenitud de oportunidades para hacer una elección final. Él (el hombre), o me seguirá, o se quedará atrás.
Su Jesús