28 may 2012 Sabed que los 1.000 años a los que se refiere el Libro del Apocalipsis significan exactamente eso

13.10.2015 12:20


Lunes, 28 de mayo del 2012, a las 20:45 hrs.
Mi muy querida y amada hija, que el hombre se cuestione las enseñanzas contenidas en la Santa Biblia, es normal en la naturaleza humana.
Que el hombre tergiverse las enseñanzas de la Santa Biblia para que se ajusten a sus propios intereses, Me ofende.
Pero cuando Mis siervos consagrados repudian partes de la Santa Biblia y las hacen a un lado como si no tuviesen ninguna consecuencia, ellos Me niegan a Mí, el Hijo del Hombre.
Todo lo contenido en la Santa Biblia proviene de Mi Padre Eterno, que ha sancionado cada palabra por medio de sus ungidos.
Creed que la Santa Palabra de Dios está contenida en el Libro de Mi Padre, ni una sola palabra es mentira.
¿Por qué entonces los que profesan ser estudiosos y expertos en la verdad contenida en la Santa Biblia se cuestionan Mi Santa Palabra ahora que Yo os la presento por medio de estos mensajes?
Mi Verdad os está siendo dada, una vez más, para refrescar vuestras memorias, para recordaros las enseñanzas allí contenidas.
Mis hijos en la tierra debéis saber que las profecías contenidas en el Libro de Daniel y en el Libro del Apocalipsis todavía tienen que suceder.
Sabed que los 1.000 años a los que se refiere el Libro del Apocalipsis significan exactamente eso.
Si hubieran significado algo diferente, entonces se habría dado un periodo diferente.
Mi Iglesia, la Iglesia Católica, no ha oficializado su opinión, porque no lo ha hecho todavía.
Mi Iglesia remanente, los últimos zarcillos de Mi Iglesia Católica en la tierra, entenderán el verdadero significado de Mi Era de Paz en la tierra.
Vosotros estáis en los últimos tiempos, pero la tierra será renovada.
Yo os hago un llamamiento a todos vosotros, Mis siervos consagrados. Mi voz enronquece mientras os suplico que respondáis a Mi santa llamada desde el Cielo.
Yo, vuestro amado Salvador, os he enviado muchos videntes y visionarios hasta ahora. Eso os ayudó a abrir vuestras mentes ante los acontecimientos que estaban por venir.
He esperado hasta ahora para proclamar al mundo las revelaciones definitivas.
Ahora envío a Mi última mensajera, María de la Divina Misericordia, la séptima mensajera, para preparar el capítulo final tal y como os está siendo desvelado.
Mi voz es como el trueno. Continuará siendo oída por toda la tierra. No se detendrá hasta el día en que Yo venga a juzgar.
Es posible que de momento no Me escuchéis. Muchos de vosotros rechazaréis Mi Palabra con una arrogancia que Me hiere profundamente.
Otros Me ignoraréis por miedo, porque es más fácil de esa manera. Pero pronto, los cambios de los que hablo sucederán. Entonces la verdad empezará a despertar en vosotros.
Os llamo ahora y os digo esto. Yo espero vuestra respuesta, si no es ahora en el futuro.
Estoy esperando. Continuaré haciéndolo, pacientemente, hasta el día en que vengáis a Mí corriendo, buscando Mi protección.
Yo no renuncio nunca a Mis siervos elegidos, aquéllos a los que Yo llamé en primer lugar.
¿Recordáis la primera vez que os llamé? Sentisteis Mi voz hablándoos a vuestra alma, instándoos a uniros conmigo. ¿Podéis oírme ahora?
Ahora pedidme que os revele que soy Yo, vuestro Jesús, quien os suplica que vengáis, os alcéis y Me sigáis en este trayecto arduo y definitivo hacia la Vida Eterna. No temáis Mi llamada. Confiad en Mí y decid esta oración pidiéndome que os permita oír Mi llamada.
Oración de la Cruzada (57): Oración para el Clero – Jesús, permite que escuche tu llamada
“ Oh mi amado Jesús, abre mis oídos al sonido de Tu Voz.

Abre mi corazón a Tu llamada amorosa.

Colma mi alma con el Espíritu Santo, para que pueda reconocerte en este momento.

Te ofrezco mi humilde lealtad a todo lo que me solicites.

Ayúdame a discernir la Verdad, a levantarme, responder y seguir Tu Voz, para que pueda ayudarte a salvar las almas de toda la humanidad.

Tu Voluntad es mandato para mí.

Dame valor para dejarme guiar por Ti, para que pueda tomar la armadura necesaria para dirigir a Tu Iglesia hacia Tu Nuevo Reino. Amén”.
Acordaos de que Yo, Jesucristo, nunca os permitiré a Mis siervos consagrados desviaros del camino de la Verdad. Yo estaré en cada esquina, en cada avenida, y os señalaré en la dirección correcta.
Podréis encontrar esto frustrante a veces. Podréis estar confusos. Puede que no queráis oír la verdad. Puede que tengáis miedo. Pero sabed esto.
Yo siempre os amaré. Yo siempre estaré a vuestro lado.
Nunca os abandonaré.
Vuestro amado Jesús